Saludos

No os imagináis lo duro que es esto. Lo mucho que me tiemblan las manos y lo mucho que me hace llorar.
Me cuesta respirar mientras escribo esto. Lo juro. Como me cuesta muchas veces estar en la consulta de la pediatra y ver los carteles donde se me deja bien claro todo aquello de lo que he privado a mi hijo por no darle el pecho.
Cuando era una adolescente y me di cuenta que el pecho no me iba a crecer más, la verdad, es que lo pasé muy mal. No lloré como cuando abandoné la lactancia de mi hijo, pero lo pasé mal ¿Quién me iba a decir a mí que las peores críticas sobre mis tetas no iban a ser por su tamaño?
Me esperaba un problema mayor.
Me esperaba intentar y no conseguir dar el pecho.

Mi hijo ya cumplió los cuatro años y escribo esto ahora porque me he dado cuenta que no voy a lograr escribirlo nunca sin temblar.

Hace mucho, mucho tiempo, en la puerta de un ascensor de un centro comercial hicieron un comentario sobre lactancia y la otra madre que esperaba con el carrito se echó a llorar. Entonces fue cuando me di cuenta que no era yo. El otro día, la madre de una niña de 7 años me comentaba y me explicaba echa polvo lo mucho que había intentando sacar la lactancia adelante, pero no lo consiguió ¡No soy yo! a mí no me ha traumatizado todo esto porque yo sea más débil que otras personas, como me han intentado hacer creer. No, hay muchas más madres con problemas por no haber dado el pecho.

No es que yo haga un duelo patológico, ni que tenga un trastorno desadaptativo, por mucho que os duela, es porque se hace una presión desmedida sobre las madres.

Comentarios

  1. Hola! La presión que sufrimos las madres con este tema es desmesurada...y cuando la cosa no sale según lo esperado, es tremendamente difícil de encajar.
    Un abrazo. No estás sola.

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